martes, 30 de septiembre de 2008

Ausencia

Una vez escribí una carta, esperando conmover al destinatario, y creí que la respuesta, pronta y favorable, no tardaría en llegar. Eso fue hace 5 años. Aún espero. Yo creo que nunca le llegó.
Si la ves ahora, acá escrita, te doy la posibilidad de responderme. Sí, a vos te hablo.

Permítame el atrevimiento de enviarle esta misiva, sin previo aviso. Pero sabiéndome imposibilitado de arribar en estos días a un personal encuentro, me tomé la licencia de escribirle y enviarle este mensaje que hoy recibe.
Lo que motiva esta carta es hacerle saber que su presencia no es ignorada por estos lugares y aún menos su ausencia, que para ser precisos es lo único que se me hace presente.
Sabedor del brillo de sus ausencias, procedí a ejercerlas yo mismo en mi vida personal. Persiguiendo generar similares resultados en allegados y familiares, últimamente casi nunca nadie me ve. Me he hecho invitar a todas las fiestas, convites y reuniones que noticia yo tuviera, solamente para no ir. Me he rehusado a asistir a toda ceremonia, acto o agasajo, a cines, teatros y paseos culturales, para que mi desaparición notoria se hiciese. Cosa que algunos erróneamente entendieron como una forma de evadir y reconocer mi poca solvencia económica.
Sin embargo, la inasistencia absoluta es imposible. Uno siempre está en alguna parte. A propósito... ¿dónde está usted?
Debo confesarle que esta particular manera de expresarme se debe a la muy poca aproximación que he sentido en nuestra dudosa relación. Por tal razón decidí que sería oportuno utilizar ciertos modismos próximos a los vínculos protocolares, para evitar así procurarle salir de la posición un tanto distante que a mi entender se encuentra para conmigo. Esperando su pronta respuesta, me despido con un cordial saludo.
Gastón

lunes, 29 de septiembre de 2008

sábado, 27 de septiembre de 2008

infinitamente amable


No llegué a conocer a mi abuelo José.
No era ingeniero, creo. Fue pianista, tuvo una orquesta.
Dicen que era un atorrante y que sabía hacer de todo. Nació en Rosario.
Su muerte temprana me ahorró el sufrimiento de extrañarlo.
Supongo que él diría estas palabras.
Vivir es siempre una interrupción, una molestia, algo relacionado con un goce. Y a mí, como a todo el mundo, me viene mejor morir, más sencillo, más barato. Lo único que se pierde de esa manera es la vida. En cambio, viviendo, se puede perder a cualquier cosa, hasta se puede perder dinero en el juego y en los vicios. Se puede perder en la rivalidad con los hermanos, en las identificaciones con el padre. Decido, por ahora, interrumpir los flujos negros, hoy vivo, hoy viviré. Seré toda esa calamidad en mi contra para lamer en esa gruta del horror la lengua del goce. Inventaré el infierno, me condenaré eternamente, para gozar. Uniré lo imposible. Para gozar me uniré a quien no deba. (Sin caer en alianzas con aquellos que se exceden en la limosna, haciendo desconfiar hasta el santo) Haré mal los deberes, iré a conferencias, me llenaré de rituales y tonterías, me consideraré sólo el personaje, máscara que oculta otra máscara que oculta. Para gozar seré malvado, superfluo, indiferente, sencillo, abierto, inexistente. Para gozar haré el amor, intentaré hacerlo, ahí, precisamente donde no se puede, donde aún se sienta la tibieza a un costado del lecho, de quien, confiado, se aleja de su mujer. ¡Viviré! Si es posible el goce, ¡viviré! Promete a un moribundo gozar y se reanimará hasta la curación si la promesa es posible de la única verdad, la del goce. El amor, la pasión de estas letras sin padre, hijas de sí mismas, heterodoxas serpientes de la mentira y de la traición. Voy hacia ellas. Me entrego al oscuro devenir de esas pasiones perversas... y los invito...

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Murales
















Esto estaba pintado en diag. 76 y 23, junto con el de Shopping, hasta que la realidad los vistió de blanco. Una lástima. Como siempre: apenas uno pone los pies en la tierra se acaba la diversión...

Bazofias para Miks

No me digas que cualquier tabique se frunce en medio de las albarradas ecuatorianas. Solamente un pendejo milhuesos puede servir de espuma en la plaza de la conquista.
Hubo que quedarse después de hora para enterarse dónde fuman esos tipitos.
Ahora que estamos con la espalda arqueada de tanta vacación llegan los mordiscos del huracán papeleta.
Llegan los pantanos de teclitas insolentes. Las razones indecorosas humeando en la pantalla. Y vos allá devorando con fruición la hojarasca de apuntes griegos sin florecer. Con la psique fané atornillando los verbos que laburan hasta oxidarse.
Y bueno mi tigreza, mi pupitre barnizado, mi gamulán hermético, mi salón de actos, mi guarnición de papas, mi desafío virtual, mi heroína olvidada, mi jeringa descartable, acelerá a fondo que en el final estamos todos atajando. Crucemos calendarios y que la hinchada nos amotine en alguna cancha, y poder gargantear un beso botinero a la globa milgajos.
Que tus versículos ganen el cielo de los señoritos que tu sangre bombardeó. Que afines el látigo y que duela, lastime, deje marca, cicatrice y supure, hasta la caricia. Todo un trofeo para vos, que no aflojás si la montaña no se mueve. Y un valium si se viene encima.
Un miércoles te alcanza un abrazo, y yo me sumo.
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