sábado, 22 de noviembre de 2008

La Verdadera Historia del Viejo Vizcacha. Parte 3. Parágrafo 4. El Código V.V.

Este es el final de la Parte 3.
Si llegaron hasta acá,
¿qué les cuesta un esfuerzo más?


Otros aparentes acertijos del mundillo melódico se desvanecen sin apelar a los anagramas, mediante un mondo y lirondo análisis lingüístico. Ya no es ninguna novedad que KISS no remite a “beso” sino que son las iniciales de “Kings in Satan's Service” (Reyes al servicio de Satanás) El acrónimo, o la astucia de armar frases valiéndose de la enunciación de las letras, lo vemos en la pronunciación en inglés de INXS (in excess), que, traducido significa “en exceso”, y otro tanto ocurre con U2 (you too). O que la canción de The Beatles, “Lucy in the sky with diamonds” alude con sus iniciales a la lisérgica sustancia L.S.D., artimaña que también pergeñaron con su nombre los argentos “Los Siete Delfines”, sin alcanzar con ello la trascendencia de los británicos. En fin, estos y miles de fenómenos similares, sumados a la conocida maniobra de reproducir al revés las canciones de ciertas bandas para escuchar satánicos mensajes o descubrir las canciones ocultas en los CD’s, están lejos de ser hechos aislados o frutos del azar, sino que más bien obedecen a designios aún desconocidos. Su diversidad sólo aporta confusión, mas no consigue que las almas inquietas extingan la incandescente llama de curiosidad que las habita.
Los ejemplos aquí presentados en forma sucinta han sido escogidos entre una infinidad de muestras, sin detallar minuciosamente el arduo trabajo que de por sí requirieron. Es que no se busca la espectacularidad para ganar en confianza, sino que se apela a que se atrevan a acompañarme para luego sí tomar partido. Lo cierto es que algo se esconde tras esta maraña de sutilezas. Y el V.V. podría estar también implicado en este conjuro universal. El desafío, ahora sí, es ir tras él. Pero no entiendan este anuncio como si yo me propusiera hacerles una exposición dogmática y exigirles una fé incondicional. Semejante malentendido me haría grave injusticia. No es mi propósito despertar certidumbres; quiero dar incitaciones y desarraigar prejuicios. Si, por desconocer el material, ustedes no están en condiciones de juzgar, no deben ni creer ni desestimar. Deben leer y dejar que produzca en ustedes su efecto lo que se les refiere. El convencimiento no se alcanza con tanta facilidad o, cuando se ha llegado a él tan sin esfuerzo, pronto se evidencia falto de valor e inconsistente. Sólo puede ambicionar convicción quien, como yo lo hice, ha trabajado durante muchos años con el mismo material y ha vivido, él mismo, estas experiencias nuevas y sorprendentes. ¿Por qué, entonces, se producen en el campo intelectual esas persuasiones súbitas, esas conversiones fulminantes, esas repulsiones instantáneas? ¿No reparan en que el «coup de Joudre», el amor a primera vista, proviene de un campo enteramente diverso, el campo afectivo? Ni siquiera a mis partidarios les exijo un acto de convencimiento o de adhesión ferviente. Que lo hagan me resulta a menudo sospechoso. La actitud que más deseo en ellos es la de un benévolo escepticismo. Procuren ustedes, pues, dejar que nuestra concepción coexista y crezca en paz junto a la popular, hasta que se presenten oportunidades en que ambas puedan influirse, cotejarse y conciliarse en una decisión final.


Fin de la Parte 3

1 comentario:

Andrea dijo...

no podría estar de acuerdo, puesto que -según creo y practico- lo intelectual y lo afectivo no pueden ni deben estar escindidos.

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